Llévate a la mujer que amo.
Llévate a la mujer que amo. Enamora
a la mujer que amo. No te culpo, no me enojo. Te advierto. No me
interpongo, pero no es cosa sencilla y amerita más de ti que un simple,
flojo y ebrio intento.
Es verdad, es fácil amar a esa mujer.
Conozco la terrible debilidad que hace sentir. Se doblan las rodillas,
tiemblan los dedos, baila el estómago, vibra la boca, expande los ojos,
ilumina el alma, desarticula el sentido, ilumina locura, oscurece
pretexto, amanece sonrisa, estalla caricia, dispara destello, munición,
fuego, aire, bomba, oruga, seda, genital fuego, semilla celeste,
radiación rosa, beso amapola.
Intenta conquistar su amor, procura
que su querer apunte a tu pecho, apriete el gatillo y detone en tu
alma. No te culpo, te aliento, intenta. Si ella decide orientar su amor
en tu dirección; te querré a su vez.
Pon mucha atención. No todos
son capaces de soportar el amor de una mujer. Sus pasiones vuelven
loco, sus caricias cortan piel débil y sus palabras derrumban dientes;
cuando no, abren el pecho y mastican corazones. Más vale que seas un
hijo de puta tan duro como la piedra, tan constante como el agua sobre
la roca.
Pon atención bebé. Mas te vale que seas el cabrón más
recio, duro, fuerte y valiente. Un pirata con la piel curtida en sal, el
diablo cicatrizado en fuego, fuerza inexorable; porque su amor es
plasma solar, su amor es radioactivo, sus ideas huracanes infernales. La
potencia, de la mujer que amo atemoriza dioses y demonios. Más te vale
que seas el tipo más duro del universo.
Más te vale que la
procures a cuentagotas; se puede aburrir de tu horrendo rostro. Más te
vale niño, que le escribas poesía a diario, poesía que la excite; que le
escribas más poesía de lo que yo. Más vale tus labios la besen con
pasión suficiente para engañar a la muerte, apagar la silla eléctrica
con la lengua, detener el tiempo con la imaginación; y que lo logres en
cada ocasión. Más te vale que cuando le hagas el amor pongas toda tu
conciencia, tu vida, tu atención. Más te vale que cuando la toques, tus
dedos tengan la delicadeza justa para rozar su alma y la fuerza
necesaria para matar dioses a pellizcos.
Si no puedes con nada de
lo anterior, anda a tu casa. Ve a dormir antes de que tu locura se
convierta en suicidio. No te hagas daño. Corre antes de que el amor de
una mujer te deje sin ojos, manos, oídos, pecho, pene y piernas.
Si a pesar de todo decides intentarlo y fracasas. Si no logras llenar
los vacíos de su alma, soportar sus pasiones, comprender lo irracional
de sus pensamientos, desenmarañar su profundidad y aguantar las
penumbras de su imaginación. Si fracasas y ella es indulgente con tu
vida. Corre, corre, corre y muere antes de que yo te encuentre.
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